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  El amor propio es considerado un fruto de la comprensión de nuestro valor intrínseco como seres creados a imagen de Dios, no un acto de egoísmo, sino una consecuencia del amor divino recibido. Al amar a Dios en primer lugar, y recibir su amor incondicional, se desarrolla una correcta auto-percepción que permite cuidarse, aceptarse y amarse a uno mismo, para luego poder amar al prójimo como a uno mismo.

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  En este camino de 366 días, la intención es formularnos nuevas resoluciones cada mañana: resoluciones que nos lleven a una fe más profunda, a relaciones humanas más significativas y al desarrollo de un carácter cristiano para esta vida y la venidera: resoluciones que hagan de ti una mujer VIRTUOSA: valiente, influyente, reflexiva, transformada, única, ocupada, sabia y auténtica.

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  Cinco grandes herejes

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  Akenatón, marido de Nefertiti, quiso fundar la primera religión monoteísta al margen de los poderosos sacerdotes de Amón, en un intento de reformar el vasto imperio del Nilo. Arrio fue un líder del paleocristianismo cuando la doctrina aún estaba en discusión, en los años previos al concilio de Nicea. Negar la Trinidad le costó muy caro, pero estuvo cerca de triunfar. Dos herejes, casi contemporáneos, encarnan la rebeldía intelectual: el español Miguel Servet y el italiano Giordano Bruno. Servet quería una religión que regresara al cristianismo primitivo y se pusiera al servicio de las personas. Para huir de sus inquisidores se refugió en Ginebra, sin sospechar que Calvino era aún más intolerante. Bruno fue un gran pensador, y su heterodoxia le acabaría llevando a la hoguera. Por último, sin el peculiar método de transmitir los valores de la Iglesia anglicana de John Wesley, que lo llevó a fundar una nueva religión, no podríamos entender la historia de Estados Unidos.
  «La herejía, el desacuerdo y la crítica son los umbrales de la verdad». George Steiner

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  El pensamiento de Cristo - La...

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  «El pensamiento de Péguy sobre Jesús representa un unicum; no sólo es original, sino actual. Por eso escribe que 'es en nuestro reloj donde se deberá leer la hora'. Puede decir todavía muchísimo e interesar tanto a los cristianos como al que no tiene fe.
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