no_conoces_a_Frankenstein

Por qué conoces a Frankenstein menos de lo que crees

Avatar
Sonia Rueda

El Frankenstein que puebla la imaginación popular tiene más del monstruo del cine que del personaje de la obra de Mary Shelley. La suya es una más de esas novelas imprescindibles que son las grandes no leídas de las letras. La paradoja es que han trascendido tanto y se han versionado tantas veces que, pese a que en cada adaptación el original se va desfigurando, no se leen.

 Como no nos resignamos a que dejes escapar un novelón como éste vamos a darte seis motivos para que leas Frankenstein o el moderno Prometeo o, para que al menos, seas consciente de lo que te estás perdiendo si la dejas pasar:

 1. No conoces al monstruo tanto como crees

El único Frankenstein que hay en la novela es Víctor Frankenstein, y el ser que él crea no tiene nombre más allá de «engendro», «ser demoníaco», «la criatura» o «el horrendo huésped». En cuanto a su apariencia Mary Shelley, inspirándose en el Satán de El Paraíso perdido de John Milton, esboza una criatura de más de dos metros de altura, con ojos vidriosos, piel cetrina y labios y cabello oscuros. Y lejos de ser un engendro violento e instintivo, aprende a leer, a hablar varias lenguas y reflexiona sobre la condición humana y sobre sí mismo, e incluso “adopta” el vegetarianismo que en vida abanderaba el matrimonio Shelley.

 2. Prometeo no está en el título al azar

La novela explora la relación de la rivalidad entre el hombre y Dios. Víctor Frankenstein, inspirado por la filosofía ocultista, se propone crear un ser de apariencia humana a partir de materia inerte y darle el aliento vital, un poder exclusivo del Creador. Pagará su arrogancia e imprudencia con dolor y sufrimiento, como lo hiciera el Prometeo de la mitología griega, que fue castigado por robar a los dioses el secreto del fuego y compartirlo con los mortales.

 3. Es una alegoría de la perversión científica

Escrito durante las fases tempranas de la revolución industrial, el desprecio que muestra el Víctor Frankenstein por la naturaleza simboliza la arrogancia y el poder que desata el capitalismo y los avances tecnológicos, que erosionan la dignidad del ser humano. La rebelión de la criatura contra su creador es un mensaje del castigo derivado del uso irresponsable de la ciencia y la tecnología.

 4. Canaliza los temores de la maternidad

Cuando escribe el relato Mary Shelley tenía un hijo de meses, pero había perdido un bebé. Como otras muchas, la maternidad le producía emociones encontradas (¿Y si mi hijo muere? ¿Y si muero? ¿Y si nace con malformación? ¿Y si no lo quiero? ¿Y si no me quiere? ¿Y si se vuelve contra mí?) y los canalizó en la actitud de Víctor ante su criatura. Aunque llegó a ser más explícita refiriéndose tanto a esta novela como al aborto que sufrió: «Creo que sólo soy capaz de producir hijos muertos…»

5. ¿De qué género es?

Publicado en 1818, enmarcado en la tradición de la novela gótica y considerado el primer texto de ciencia ficción, Frankenstein o el Moderno Prometeo es una mezcla de ambos géneros. El elemento científico es la creación de un ser a partir del ensamblaje de materia muerta y el aspecto terrorífico es que la criatura es monstruosa e infunde pánico. Que cada cual lo coloque en su estante, o mejor lo dejamos en el de Imprescindibles.

 6. Hasta su origen es legendario

Imagínate una noche de tormenta en un caserón junto a un lago en Ginebra en 1816. Un grupo de jóvenes que llevan varias semanas viajando juntos por Europa combate el aburrimiento leyendo en voz alta historias de fantasmas. Son los poetas Lord Byron y Persy B. Shelley, la joven pareja de éste, Mary Wollstonecraft, y el médico y secretario personal de aquél, J. W. Polidori. De pronto, Lord Byron reta al resto a escribir antes del alba relatos originales de terror.

 Las horas pasan, empieza a clarear y la tormenta amaina. Mientras Lord Byron y Persy B. Shelley dejan las plumas y van a explorar, Polidori remata su cuento El Vampiro, que estará entre los primeros quirópteros de la narrativa. Y con apenas 16 años Mary Shelley esboza Frankenstein o el moderno Prometeo, con el que dio forma a una de sus pesadillas más recurrentes, la de un joven agazapado y aterrado junto al ser monstruoso que acaba de crear con retazos de cadáveres. Su primera edición verá la luz en 1818.

 Aunque se conozca la trama, merece una lectura. O dos.

cover_frankenstein_castalia

Ir al libro