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6 razones para leer La metamorfosis hoy

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Sonia Rueda

Descartar La metamorfosis por considerarla una turbia fantasía entomológica es uno de los peores patinazos que puede dar un lector. La historia del viajante que se acuesta hombre y amanece insecto es una alegoría demoledora de la identidad personal y de la extrañeza del hombre ante el mundo, donde lo esencial no es la mutación en sí, sino las reacciones que detona en los demás. Eso unido al estilo fotográfico de Franz Kafka hace de ella una obra maestra cuyo punto y final te golpea con la rotundidad de un mazazo en el cráneo.

Todos nos hemos sentido alguna vez como una cucaracha en un plato de arroz. Vamos, piénsalo bien, ¿jamás has proyectado una imagen tuya que no es la verdadera, sino la que otros quieren ver? ¿Acaso no albergas una parte de ti que no te atreves a exteriorizar? ¿No desearías hacer cosas distintas a las que se supone debes hacer? Si es así, tienes más en común con Gregorio Samsa de lo que crees. Porque, en realidad, es de eso de lo que va La metamorfosis y cuando se cumplen cien años de su publicación su lectura es más prescriptible que nunca.

Dicho lo cual y por si aún te resistes vamos a darte seis razones para leer La metamorfosis. Y, más aun, si llegados a este punto te enrocas en la negativa a leerlo, te contamos qué detalles debes saber sobre el relato de Franz Kafka si no te lo piensas leer pero quieres aparentar que sí lo hiciste.

Seis razones para leer La metamorfosis, de Kafka

 

1. Serás uno más de la familia Samsa en la Praga de 1912.

Gregorio Samsa es el hijo varón de una familia de clase media en la Praga de 1912. Las deudas contraídas por el patriarca obligaron a Gregorio a emplearse como comercial de paños para un acreedor, y es el sostén de toda la familia, porque ni sus padres ni su hermana Greta trabajan. A pesar de su situación, pueden permitirse una doncella y una cocinera. Gregorio viaja constantemente, pero al arrancar el relato lo encontramos pernoctando en casa entre dos viajes.

2. La mutación en insecto gigante es sólo una excusa.

Gregorio Samsa se acuesta como el perfecto hijo-hermano-empleado y, tras un sueño intranquilo, amanece insecto. Pero, más allá de ahondar en ese cambio, lo esencial no es averiguar las circunstancias de esa extraña y surreal metamorfosis, sino cómo reaccionan tanto Gregorio como su entorno.

3. Gregorio sigue siendo humano a pesar de su escarabajización.

La grandeza de Kafka y lo que hace inmenso este relato es cómo va detallando los recién estrenados rasgos de insecto de Gregorio —sin omitir detalles dolorosos ni desagradables de su escarabajización— mientras resalta ante el lector cómo la naturaleza dulce, delicada y bondadosa de Gregorio permanece inmutable y se reactiva en las situaciones más delicadas. No se preocupa por sí mismo, sólo por cómo su cambio y sus acciones afectan a los suyos. Sin este matiz crucial estaríamos ante una fantasía entomológica.

4. Tú también eres Gregorio Samsa, de ahí la universalidad del relato.

La de Gregorio es la historia de un ser humano que por fin se muestra ante los demás tal y como es, y diferente a como esperan que sea. Esa diferencia es tan suya, le brota de tan adentro y con tanta rotundidad que a él no le incomoda su recién estrenada condición y se limita a ir acoplándose a ella con total serenidad. En este sentido, la alegoría de Kafka es tan inquietante como efectiva para evidenciar que cada ser humano es único y especial, y esa diferencia debe ser potenciada, nunca masacrada, a pesar de los demás.

En el caso de Franz Kafka el peso del judaísmo, las relaciones con su padre y las mujeres, y la vida gris que se suponía debía vivir amortajaban al verdadero Kafka, que volcó todo ese entorno absurdo, alienante y opresivo en su literatura, pero que es común al resto de mortales: seas quien seas y como seas, y por muy aberrante que le parezca a otros el matiz de tu diferencia has de vivir con ella. Es parte de ti, y te hace ser especial.

5. Gregorio no es el insecto. O, al menos, no es el único.

La piedra angular del relato es cómo reacciona el resto de personajes —su familia, su jefe, las empleadas domésticas, los inquilinos— ante la nueva condición de Gregorio. Nadie se cuestiona por qué le ha ocurrido eso ni, sobre todo, cómo está realmente Gregorio. Tras el shock inicial y una vez han retomado las riendas de la economía doméstica lo único que quieren es que todo acabe, que desaparezca esa cosa grotesca con la que se ven obligados a cohabitar para poder seguir con sus vidas y poder «recordar al Gregorio real». Llegados a este punto, ¿quién es la criatura más insectil y menos humana en esa casa?

6. La profesión de «viajante» de Samsa no está escogida al azar.

El hecho de que Gregorio fuera viajante de comercio no es ni casualidad ni capricho de un Kafka omnisciente. La razón es simple: cuando se despiertan, dado que se pasan la vida de un lado a otro, se sienten desorientados porque no hay nada familiar a su alrededor que les ancle a la realidad. En ese momento de semiconfusión pueden estar en cualquier parte, ser cualquier persona… o incluso un insecto y no alarmarse.

Seis cosas que debes saber de La metamorfosis, de Kafka, si no la piensas leer

 

1. No es una cucaracha.

Gregorio Samsa se transforma en un escarabajo marrón, convexo, del tamaño de un perro mediano, tiene seis patas, antenas y fuertes mandíbulas. No se menciona explícitamente en el texto salvo cuando la cocinera le llama «escarabajo pelotero».

2. No entra en pánico.

Gregorio Samsa se despierta convertido en insecto pero, lejos de espantarse, su principal temor es que se le haga tarde para ir a trabajar.

3. Nadie se pregunta por qué.

A su familia sólo le preocupa el hecho de que Gregorio pasa de proveedor a mantenido en la unidad familiar, lo que crea un clima de tensión y de rencor hacia el insecto.

4. La presencia de los muebles mantiene la humanidad de Gregorio.

Pero su hermana trata de arrebatársela al creer que es mejor para el escarabajo —no para su hermano Gregorio— dejar la habitación libre de obstáculos para que la grotesca criatura se mueva con más libertad.

5. ¿Qué retrato colgaba de la pared del cuarto de Gregorio?

Una estampa que recortó de una revista ilustrada y que había colocado en un marco dorado. Era la imagen de una mujer tocada con un gorro de pieles, envuelta en una boa de pieles y con los brazos escondidos en un manguito, también de pieles.

6. ¿Con qué objeto le ataca su padre?

Con una manzana que se le incrusta en el costado. Como nadie se la retira, se le pudre dentro y la herida se infecta. Todo ello simboliza el castigo que lo lleva a su muerte, no sólo por la herida en sí, sino por la indiferencia de su familia.

La metamorfosis es uno de esos libros que todo el mundo debería leer al menos una vez en la vida. Tiene muchos contextos, infinitos matices, una vastedad de interpretaciones única y especial, y está dotado de una carga emocional tan fuerte y tan intensa que es imposible entrar en ese viaje kafkiano y no terminar absolutamente abrumado por la transformación de Gregorio Samsa y por la simbiosis con él.

Y quien jamás se haya sentido como una cucaracha en un plato de arroz, que tire la primera manzana.

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La metamorfosis y otros relatos. Editorial EDAF