Risas del Este
Decía Milan Kundera que quien no hubiese reído a carcajadas leyendo a Franz Kafka se estaba perdiendo el meollo de la cuestión. Me sentí aliviada: tenía una opinión autorizada (por escritor y por checo) que me respaldara frente a las miradas censoras de mis amigos literarios hispanohablantes cuando contaba que me desternillaba de risa con _La metamorfosis_ o _Discurso ante la academia_. Descubrir las risas del Este es uno de los placeres más altos a los que puede llegar un lector, porque están escondidas en el relato de mil miserias vistas desde lo más profundo de la condición humana: la conciencia de lo ridículo de nuestras vidas. Gogol y Chejov son grandes exponentes. Y también Saltykóv-Shchedrín, de quien es difícil encontrar traducciones al castellano. Los prusianos no les van a la saga. Y hasta Tolstoi ríe, comprensivo, en sus cuentos... y en no pocas páginas del drama de Anna Karenina. La risa, la más humana de las expresiones.