Qué es el dinero

¿Qué es el dinero?

Cinco libros para desterrar mitos y entender bien cómo funciona el verdadero engrase de la actividad humana

Entre los elementos con los que todo ser humano conforma su estancia en el mundo hay algunos a los que asociamos la misma estabilidad que al suelo donde pisamos. Su ubicuidad hace que, sin ningún análisis crítico, asumamos inconsciente y equivocadamente que su funcionamiento se asemeja al de las leyes inmutables de la naturaleza.

El dinero es uno de esos elementos. En el día a día los seres humanos nos rebanamos los sesos para buscarlo, acumularlo, disfrutarlo o hacer ostentación de su posesión. Como suprema vara de medir, el dinero define el progreso de nuestra carrera profesional, en él ciframos nuestro éxito vital, a él le confiamos la seguridad de nuestras familias. Y sin embargo, pese a ese halo de fiabilidad, cuestiones relativas al vil metal han provocado cataclismos constantes a lo largo de la historia.

La crisis económica global desatada en 2008, con su aderezo de causas locales y su particular manera de gestionarla en diferentes rincones del mundo, es un ejemplo excelente de estos tsunamis. Cualquier espíritu inquieto con ganas de entender qué ha pasado se topa cada día con una jerga ininteligible: intereses de la deuda, reservas de divisas, rescates bancarios o políticas de austeridad. La economía se está revelando una ciencia infusa de la que debemos dudar, y el rastreo superficial de las causas y los culpables no nos lleva más que a crípticas generalizaciones como “la banca” o “los mercados”.

Diagnosticar qué le pasa a este planeta, qué es lo que no funciona y qué tenemos en nuestra mano para forzarlo a ser un poco menos injusto, pasa inevitablemente por entender bien ese artificio humano llamado dinero. Este esfuerzo de comprensión conduce a descubrimientos fascinantes para cualquier neófito, y son conocimientos que, inexplicablemente, no se enseñan en los colegios ni parecen estar en el corpus básico de saberes esenciales para la vida.

Algunos economistas defienden este oscurantismo porque, al estilo de los falsos mitos de la religión, ayuda a crear dinámicas de comportamiento socialmente útiles para la comunidad. Pero en esta ignorancia se apoyan decisiones que pueden arruinar una vida, en la pervivencia de esos mitos arraigan las sensaciones de vértigo y resignación con las que ahora deambulamos todos. El peligro es que olvidemos qué ha pasado y por qué, camino de una nueva repetición de estos ciclos nefastos.

Este artículo, por una simple cuestión de extensión, no va a resolver todas tus dudas. Como cualquier otro texto en 24stories es una simple incitación a leer, no buscamos otra cosa que indicarte algunas lecturas que te ayuden a entender que:

• El dinero es siempre deuda, un compromiso entre dos partes, y nunca una aséptica mercancía.

• El dinero no tiene (y prácticamente casi nunca en la historia ha tenido) anclaje alguno a algo real. Por supuesto, hace mucho tiempo que no es convertible en oro. Su valor tiene su origen en las obligaciones fiscales impuestas por el estado y que generan la necesidad de poseerlo. Este valor varía, y puede evaporarse si el emisor no es capaz de pagar esa deuda. Sin esa obligación fiscal, su valor tiende a cero irremisiblemente.

• La financiación es una forma de anticipar el reparto del resultado de un proceso productivo (entre el que produce y el que financia). En ese sentido, su invención es uno de los hitos del desarrollo humano. Sin financiación se paralizarían proyectos interesantes, pero ciertos productos financieros se parecen bastante a un casino peligroso e innecesario.

• El dinero se crea cuando el gobierno gasta. Sus pagos son solo apuntes contables en los saldos bancarios de los receptores. Los impuestos, en sentido contrario, eliminan esos apuntes y lo hacen desaparecer. La deuda pública, esa que se estigmatiza como culpable de todos los males, no es más que un instrumento para dinamizar la economía.

• El gobierno de un país soberano que emite su propia moneda no tiene ninguna limitación en la generación de dinero. Nada de lo que se produce y vende en su propia moneda es inasequible. No tiene ningún riesgo de impago de su deuda pública, porque siempre podrá crear asientos contables para cancelar esa deuda y adquirir lo que sea necesario. Un gobierno tiene entre sus atribuciones que su gasto movilice los recursos existentes y ponga a su país a producir la riqueza necesaria para mejorar la vida de sus ciudadanos. No hay peor ineficiencia que el desempleo.

• El exceso de dinero es una de las causas conocidas de inflación e inestabilidad pero, por paradójico que parezca, el contexto puede hacer necesarias inyecciones brutales para garantizar dicha estabilidad. Quienes abogan porque la intervención del estado debe ceñirse a la contención del dinero en circulación suele hacerlo desde el interés de quien está en una situación de privilegio.

La verdadera comprensión de todo esto ilumina decididamente la situación actual. Solo así se entiende bien la cesión de soberanía y capacidad de maniobra que supone renunciar a emitir tu propia moneda, el fallido diseño de la Unión Europea (que da pie a una interesantísima iniciativa paneuropea, promovida Yanis Varoufakis, conocida como DiEM25), la inexplicable sumisión actual de la parte de la economía que produce bienestar a la que solo genera especulación, las nocivas dinámicas pseudoliberalizadoras que arrasan las pequeñas economías del tercer mundo, el privilegio del dólar como moneda mundial de reserva, las alternativas al rescate bancario que se pudieron poner en práctica tras el colapso de las hipotecas subprime… tantas y tantas realidades que consumen portadas y desvelos solo se entienden desde la adecuada comprensión de ese invento que sirve de engrase universal a toda actividad humana.

Estas lecturas conducen a una conclusión muy clara: la arquitectura económica del mundo es profundamente inestable. Sobre la realidad inevitable de que no todos los territorios tienen éxito y generan excedentes, las tensiones provocadas por esas desigualdades no tienen contrapesos automáticos y eficaces. Esas diferencias producen crisis periódicas que son tremendamente traumáticas si no hay alguien que lleve el timón y responda al interés general. La mano invisible del mercado es simplemente eso, invisible, inexistente e inútil.

Volviendo al inicio de este artículo, nada hay en la economía actual que la asemeje a una ley inmutable de la naturaleza, sólo parece responder a la ley del más fuerte. La bandera de todos los que no se resignan, de aquellos que no aceptan sin más las injusticias, debe estar ahora en la reforma de esta arquitectura, impugnando una realidad que se nos vende como incuestionable y no lo es. Lo demás es lo de menos.

Lean cualquiera de los libros de esta pequeña selección, tomen conciencia y partido o desechen sus planteamientos, y tengan cuidado con sus decisiones económicas:

Teoría Monetaria Moderna, de L. Randall Wray, es una académica (y completísima) explicación de la naturaleza del dinero. Además de resultar tremendamente didáctico, detalla exhaustivamente cómo una adecuada forma de entender el dinero explica todo tipo de fenómenos económicos. En sus páginas nos abre la puerta a iniciativas sorprendentes para un mundo más justo. Lectura exigente, pero muy recomendable:

Teoría Monetaria Moderna, de L. Randall Wray

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El oro y el caos, de Kwasi Kwarteng, es una excelente opción para descubrir la historia del dinero. La descripción de las primeras burbujas y los primeros experimentos (fallidos) para crear papel moneda, además de resultar interesantes como relatos, ejemplifican muy bien fenómenos económicos que, no por bien conocidos, han dejado desgraciadamente de estar de actualidad:

El oro y el caos, de Kwasi Kwarteng

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La producción del dinero, de Ann Pettifor, es un estupendo libro que explica eficazmente la necesidad de que el estado controle la generación de dinero y asegure, a tipos de interés sensatos, la disponibilidad de financiación para las buenas iniciativas empresariales. También es un interesante alegato sobre la necesidad de domesticar las actividades puramente especulativas del sector financiero:

La Producción del Dinero, de Ann Pettifor

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Fracaso, de Mark Weisbrot, incluye reflexiones muy interesantes sobre la causas de las crisis recientes del capitalismo global, y detalla la desigual gestión posterior que han tenido esos procesos. Mención especial merecen la incidencia que en esas crisis ha tenido el comportamiento del FMI, y la desastrosa gestión de la crisis del 2008 por parte de la Unión Europea:

Fracaso, de Mark Weisbrot

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Keynes, de Peter Temin y David Vines, es la biografía del padre del pensamiento económico actual, injustamente enterrado por la historia y cuyas recetas siguen ahí, esperando para ser actualizadas a los nuevos tiempos:

Keynes, de Peter Temin y David Vines

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