Por qué todos somos Madame Bovary

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Sonia Rueda

«Madame Bovary soy yo», sentenció Flaubert cuando le preguntaron sobre la identidad de su protagonista. Y en cuestión de líneas descubrirás que tú también eres ella. Que todos pueden serlo. Es la grandeza de un personaje que se mueve alimentado por melodrama, sexo, rebeldía y violencia, cuatro de las fuentes que alimentan cualquier trama de proyección universal, solo que condensadas todas en ella, en Enma Bovary.

Desgarrada entre la prosaica realidad en que vive y sus ensueños de romances y riquezas, Enma nunca será feliz junto a su marido, un modesto médico de pueblo. Ni el nacimiento de su hija ni su affaire con un joven seductor de provincias lograrán colmar a la eternamente insatisfecha Madame Bovary. La novela es el magistral retrato de una libertina elegante y con delirios de grandeza que anhela en secreto las emociones maravillosas y desmesuradas que devora en sus novelas románticas y que es una de las más grandes adúlteras de libro de todos los tiempos.

Pero Gustave Flaubert no se burla de Enma Bovary; tampoco moraliza ni trata sus emociones como heroicas. Lo que hace es pulverizar todas las convenciones morales y literarias de la Burguesía del siglo XIX para presentar un prototipo de heroína rebelde que se niega a resignarse al destino.

La novela perfecta

Gustave Flaubert tardó cinco años en escribir Madame Bovary. Decidido a alcanzar la perfección artística de la poesía, escribía y rescribía obsesivamente. De ahí que en el texto nada falta y nada sobra: todo está en su lugar y la armonía es absoluta, y es efectivo hasta el extremo de que tiene la peculiaridad de que el texto fluye con más rapidez cuando Enma está emocionada, excitada o contenta, y se vuelve pesado cuando ella está aburrida o deprimida.

Este acto de audacia narrativa le costó más de tres mil seiscientas páginas de borradores previos a la novela. Y no solo eso: Flaubert mueve a los narradores de la novela desde varios planos a la vez  para ofrecer a los lectores perspectivas muy divergentes. Es así como Madame Bovary inaugura la novela moderna y sienta las bases de la gran revolución narrativa que protagonizarían Marcel Proust, James Joyce, Virginia Woolf, Franz Kafka y Thomas Mann.

¿Qué debes saber de Madame Bovary si no te la piensas leer?

Si llegados a este punto sigues decidido a no leértela -aunque se lea en pocas horas y en el caso de optar por el castellano tengas 68 traducciones disponibles- te contamos ocho detalles que te conviene saber si pretendes aparentar que eres bovarista de pro.

  1. ¿Cuándo y cómo se publicó? Madame Bovary apareció por primera vez por entregas en La Revue de Paris entre el 1 de octubre y el 15 de diciembre de 1856. En forma de libro su primera edición saldría de imprenta en 1857. A sus casi 160 años sigue siendo una de las mejores novelas de todos los tiempos.
  1. ¿Cómo se estructura y dónde está ambientada Madame Bovary? La novela consta de 35 capítulos, de unas 10 páginas cada uno, y está dividida en 3 partes, situadas en Rouen y Tostes, en Yonville, y en Younville, Rouen y Ronville respectivamente; todos son lugares inventados por Flaubert excepto Rouen, ciudad episcopal al norte de Francia.
  1. ¿Es algo más que una simple historia de adulterio? Flaubert engarza la historia de Enma Bovary sobre el mosaico de la vida de la sociedad burguesa del siglo XIX, y la trama pivota sobre tres elementos clave: el adulterio, como tormento individual y potencial fuente de nuevas frustraciones; el progreso y los avances técnicos y científicos, y las fatales consecuencias del materialismo burgués. En este sentido, lo que precipita la agonía y el final de Enma Bovary no son los desengaños amorosos, sino la maraña de deudas que, de no ser satisfechas, la abocarían a una existencia de privaciones.
  1. ¿Qué significa el término «bovarismo»? Aunque tal no aparece recogido como tal en la RAE, tiene un uso frecuente en obras ensayísticas y figura en diccionarios de Psicología. Se entiende por bovarismo el estado de frustración e insatisfacción crónica de alguien que se siente atrapado entre sus aspiraciones y fantasías, y la realidad que habita.

Todos somos Madame Bovary

  1. ¿Por qué Flaubert quería arrojar su novela al fuego? Madame Bovary escandalizó a sus primeros lectores, fue tachada de pornográfica y Flaubert fue acusado de ofender la moral pública y la religión. La corte censuró el libro, pero absolvió al autor. A pesar de eso y de que su novela estaba vendiéndose a miles, Flaubert afirmó que deseaba comprar cada ejemplar en circulación para “arrojarlos todos al fuego y no volver a oír hablar del libro jamás”.
  1. ¿Qué significa ser «burgués» para Flaubert? Para Flaubert el término «burgués» (bourgeois), salvo cuando lo utiliza para referirse a «ciudadano», equivale a «filisteo»: una persona ocupada por el aspecto material de la vida y que se aferra a los convencionalismos. Flaubert no emplea la palabra burgués con connotaciones político-económicas ya que burgués es, para Flaubert, un estado del espíritu y no un estado del bolsillo.
  1. Un «bovarista» devoto: Mario Vargas Llosa. El Nobel de Literatura siempre se ha declarado profundo admirador de Gustave Flaubert, y muy especialmente de su Madame Bovary. Tanto que sobre el autor y su obra Vargas Llosa escribió su famoso ensayo: La orgía perpetua.
    1. Madame Bovary en el cine.  Aunque ha sido adaptada a todos los formatos imaginables, destacan sus cuatro versiones cinematográficas: la de Jean Renoir en 1933; la de Vicente Minnelli en 1949; la de Claude Chabrol en 1991, y la más reciente adaptación británica de Sophie Barthes en 2014.

Pocas veces una novela es capaz de absorber al lector con la rotundidad con la que Madame Bovary lo logra, precipitándole por una espiral de pasiones encontradas y obligándote a devorar sin tregua una de las historias más conmovedoras y mejor escritas de la historia de la literatura universal.

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