Alicia, la Liebre de Marzo y el Sombrerero Loco toman el té en el País de las Maravillas (Tenniel, 1864)

Por qué leer Alicia en el País de las Maravillas

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Sonia Rueda

Cuando Charles Dogson improvisó las Aventuras subterráneas de Alicia, no sabía que esa puerta que daba acceso a los lectores a un mundo tan exquisito como subversivo y cargado de personajes irreverentes, sátiras extravagantes, retos lingüísticos y pulsos a la lógica extrema era la misma puerta que le conduciría a él -como Lewis Carroll- y a su novela -renombrada Alicia en el País de las Maravillas– al Olimpo de las deidades literarias.

Tampoco sospechaba que con las disparatadas aventuras de una niña respondona y curiosa anticipaba entre líneas menudencias venideras como el surrealismo, la interpretación freudiana y la alucinación psicodélica. Ahí es nada. Ni por supuesto se planteaba que 150 años después de su publicación su obra pudiera seguir tan fresca y su lectura cautivara tanto como, de hecho, cautiva.

Las Maravillas de Alicia

Alicia en el Pais de las Maravillas tiene de todo y en la proporción justa: una trama fantástica engarzada sobre historias dentro de otras historias, diálogos endemoniados y, sobre todo, una impagable galería de personajes. Sí, porque las de Carroll son criaturas estrafalarias, mezquinas, divertidas, grotescas, taimadas o bobaliconas que se desenvuelven como pueden en su entorno y ridiculizan como nadie el encorsetamiento victoriano.

Por eso conocer al Gato de Cheshire, tomar el té con el Sombrerero Loco y la Liebre de Marzo, charlar con la Oruga Azul, asistir a una fiesta de no-cumpleaños o jugar al croquet con la Reina de Corazones es una experiencia que nadie debería perderse.

Y para rematar es una aventura que de infantil tiene lo justo o, como matizaba Virginia Woolf, entra en la dimensión de ese tipo especial de libros que no es que sean infantiles, es que leerlos «nos convierte en infantes«.  ¿Alguien da más?

¿Qué debes saber de Alicia… si no te la piensas leer?

Si llegados a este punto sigues decidido a no leértela -aunque se lea en apenas un par de horas y esté disponible en 174 idiomas, esperanto incluido- te contamos ocho detalles que te conviene saber si pretendes aparentar que sí la leíste.

  1. ¿Existen las «Antipáticas»? En su descenso por la madriguera del Conejo Blanco Alicia se pregunta si el túnel la hará llegar a las «Antipáticas»; se refiere a las Antípodas, hasta donde creía poder llegar perforando la tierra de parte a parte.
  1. La etiqueta del sombrero dice… En la etiqueta que cuelga del sombrero del Sombrerero Loco indica el precio del sombrero: diez chelines y seis peniques, tal y como Tenniel reflejó en las ilustraciones del personaje en 1864.
  1. Una sátira de «la hora del té» en Inglaterra. La Merienda de Locos de el Sombrerero Loco, la Liebre de Marzo y el lirón, es una sátira de la costumbre inglesa del té de las 5pm. Para ellos el tiempo se ha detenido a las 6pm (los ingleses tomaban el té a las 5 pm, pero en casa de los Liddell se hacía coincidir con la cena de sus hijas) satirizando el hecho de que su consumo se disparó en Inglaterra hasta el punto de que de una toma puntual pasó a tomarse a cualquier hora.
  1. ¿Cuántas cabezas corta la Reina de Corazones? Ninguna. Ella sentencia a muerte por decapitación a todo el que se cruza por su camino, pero no se llega a decapitar a nadie.

Reina de Corazones

  1. ¿En qué fecha viaja Alicia al País de las Maravillas? En el capítulo 7 Alicia nos da la fecha exacta de su viaje al país de las Maravillas: el 4 de mayo, que coincide con el cumpleaños de Alice Liddell.
  1. ¿Por qué sonríe el Gato de Chelshire? Carroll nació en Chesire, condado famoso por sus quesos, que se moldeaban y decoraban a imagen de un gran gato sonriente para espantar a los ratones.
  1. ¿Qué dos personajes están más locos y por qué? Sombrerero Loco y Liebre de Marzo. Ambos locos. Los sombrereros se volvían locos en la Inglaterra victoriana por las inhalaciones del mercurio que empleaban para tratar sus sombreros. En cuanto a las liebres: enloquecen en marzo, con el celo.
  1. ¿Sale bien parada la Monarquía? En capítulo 8, Alicia murmura para si sobre los Reyes: «¿A qué vienen tantas contemplaciones? ¿Si no son más que un puñado de naipes!«. Aquí Carroll tenía en mente a toda la realeza: como ocurre en los naipes, su poder es más simbólico que real.

Cuesta reprimirse las ganas de no ir en pos de esa niña que crece y decrece en función de lo que ingiere y capea los entuertos de criaturas sorprendentes mientras le planta cara a una reinona grotesca e histriónica obsesionada con descabezar a discreción.

Así que llegados a este punto sobre quienes reniegan de Alicia y se empecinan en no leerla ni darle el crédito que merece solo resta una cosa que decir: «¡Que les coooorten la cabeza!»

Edición ilustrada de Alicia en el país de las Maravillas (Nórdica).
Edición ilustrada de Alicia en el país de las Maravillas (Nórdica).

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