8 libros feministas para el día de la mujer trabajadora

¿Qué le voy a hacer si mi novio es feminista?

8 libros para leer el 8 de marzo y una estantería por la igualdad

El otro día me contaba una amiga que unas semanas antes de tener a su niña había estado ordenando la ropa y guardándola en los muebles de la habitación que tan amorosamente habían preparado para ella. Creo que es algo que han llamado «síndrome del nido». Siempre que escucho esos términos pienso en la predisposición tan buena que tenemos para comprar autocomplacencia en paquetes de tópicos, y no pude evitar acordarme del libro de Clara Janés, Guardar la casa y cerrar la boca, cuyo título hace alusión a la reflexión de Fray Luis de León:

porque así como la naturaleza […] hizo a las mujeres para que, encerradas, guardasen la casa, así las obligó a que cerrasen la boca.


Libros feministas: una selección de títulos por la igualdad de género

Leer el libro

Sin embargo, el libro de Janés intenta desmontar la idea de que la mujer estuvo siempre en un segundo lugar y aborda el feminismo desde un punto de vista de clase, no de género, alegando que en muchas culturas la posición socioeconómica era fundamental para determinar la relevancia de la mujer. En esta línea, hay algunos libros interesantes que hablan de la mujer como parte activa en los más importantes acontecimientos culturales o históricos como, por ejemplo, el libro de Kathryn J. Atwood, Heroínas de la II Guerra Mundial.

Los estudios del comportamiento humano en las sociedades antiguas o primitivas suelen ser interesantes para entender algunos aspectos de la actual, pero no puedo evitar acordarme de la sentencia de Octavio Paz,  «la antropología es la mala conciencia de Occidente» y pensar que si el feminismo sigue siendo un tema controvertido es porque no hay nada que lo defina unilateralmente, y porque el machismo es transversal e ideológico. Estoy segura de que, por ejemplo, esto del  «síndrome del nido» es algo que la mayoría de las mujeres embarazadas experimenta, pero dentro de sociedades civilizadas un instinto no debería tener validez para argumentar que las mujeres estamos dotadas por ciencia infusa de atributos que nos convierten en animales más aptos para el cuidado de los cachorros.

No sé en qué parte de mi córtex cerebral habitarán las competencias para limpiar y ordenar, cambiar pañales y organizar las tareas del hogar mejor que un hombre, pero lo que más me preocupa es que este pensamiento supuestamente obsoleto es consecuencia directa de ese halo espiritual y esotérico que adorna a la figura femenina y, al parecer, nos dota de una capacidad de percepción e intuición ausente en la mente masculina. Johann Wolfgang von Goethe lo expresó muy poéticamente en una de las grandes obras de la literatura universal, Fausto, como «el eterno femenino» y más de cien años después Simone de Beauvoire le contestó que si tenía serias dudas acerca de la existencia de la eternidad, estaba convencida de que lo «femenino» era una invención de la figura de la mujer en torno a las necesidades del hombre. Por eso he pensado que es bueno tener a mano una estantería de libros sobre el feminismo y la posición de la mujer en la sociedad para saber de lo que estamos hablando y aprender algo de este movimiento que comenzó hace siglos, que se prolongará todavía varias décadas y que está destinado a cambiar la historia de la humanidad:

Libros feministas: una selección de títulos por la igualdad de género

Leer el libro


Libros feministas: una selección de títulos por la igualdad de género

Leer el libro

La anécdota de lo que le ocurrió a mi amiga, y que tiene mucho que ver con lo que decía Simone de Beauvoire, es que cuando su novio y padre de la criatura se enteró de que había ordenado la ropita de la niña por su cuenta, se enfadó muchísimo porque él también quería formar parte de un acontecimiento de este calibre. «¿Qué le voy a hacer si mi novio es feminista?», me dijo. Las dos nos reímos y hablamos un rato sobre lo importante que era tener hijos con alguien que entendiera que la conciliación es imprescindible y debe partir de la paridad absoluta, pues la lucha por la igualdad, en nuestro tiempo y en nuestra sociedad, tiene su clave en este punto.

Termino el párrafo anterior pensando que la reconciliación tras la lucha de géneros es inevitable cuando leo las declaraciones del infame eurodiputado polaco que asegura en el Parlamento Europeo, y delante de un micrófono, que las mujeres debemos cobrar menos pues somos más débiles. Indignada, converso con una amiga escritora sobre el tema, y le digo que lo más curioso es la pinta de usuario de cilicios y prácticas masoquistas que tiene este señor. Me lo imagino perfectamente desnudo y de rodillas, las manos atadas con su propia pajarita, mientras una dominatrix encuerada le pregunta «¿son débiles las mujeres, pichón?», golpeándole bien fuerte con una fusta.

Es posible que la pedagogía no funcione siempre, tal vez las mentes privilegiadas de Alejandra Pizarnik, Virginia Woolf y Sor Juana Inés de la Cruz, que con sus trabajos intelectualizaron la lucha por la igualdad en épocas en las que todavía se nos consideraba por ley ciudadanas de segunda categoría, no sirvan ante estos energúmenos, pero debemos tener siempre presente que cualquier declaración que infravalore las capacidades intelectuales de las mujeres frente a los hombres son un eslabón más en la cadena que conforma la violencia machista.

Libros feministas: una selección de títulos por la igualdad de género

Leer el libro

En este punto de mis lecturas la cosa se pone seria porque compruebo la cifra de mujeres asesinadas por hombres en los dos últimos meses, y un escalofrío me recorre el cerebro. Veinte. Veinte víctimas de asesinato por violencia de género en dos meses y la palabra que más me llama la atención al final del escalofrío es «víctima». ¿Cuándo vamos a dejar de ser víctimas? Investigo un poco sobre los movimientos feministas más violentos, esperando encontrar alguna patrulla de salvación protagonizada por superheroínas que conviertan a las víctimas en verdugos, y me encuentro con un libro tan interesante como controvertido:

Libros feministas: una selección de títulos por la igualdad de género

Leer el libro

Sí, esas chicas que protestan desnudándose en lugares públicos e instituciones religiosas y políticas mientras los señores con bigote se miran entre sí con cara de pánico. Nunca había entendido muy bien este acto reivindicativo, pero es gratificante saber que también existen movimientos tajantes, que hay por ahí un montón de mujeres cabreadas con ganas de meterle miedo a los asesinos y que practican un activismo que pone el dedo en el ojo del establishment. Cuentan, además, con una magnífica cobertura mediática.

Desde muy joven he huido de las consignas revolucionarias cuya base ideológica es la propaganda. Los lemas, cantos, generalizaciones y discursos simplistas tienen un peligroso carácter litúrgico que se acerca a la religión y se aleja de la política. La política debe centrarse en lo inmediato, en problemas reales con soluciones tangibles basadas en el Derecho. El movimiento Femen tiene mucho de litúrgico, pero aborda la cuestión del cuerpo de la mujer como propiedad privada, un punto fundamental para entender los avances y retrocesos en la lucha por la igualdad de géneros.

Puede parecer frívolo o incluso anticuado hablar de la reconciliación de la mujer con su propio cuerpo, o de libertad sexual, pero esto es algo que ocurre hace dos días y en muy pocas partes del mundo. Incluso un libro sobre la masturbación femenina como El dedo, de Luna Miguel, no quedó exento de polémica cuando Facebook censuró a la propia autora por colgar la portada en su muro. Una portada, como veréis, a todas luces obscena, pornográfica y de mal gusto:

Libros feministas: una selección de títulos por la igualdad de género

Leer el libro

La mujer, desde la concepción perversa del mito de la Virgen María, ha sido única y exclusivamente un cuerpo, un recipiente que penetrar y embarazar, que se heredaba de padres a maridos y cuyo valor residía en el que sus propietarios les querían otorgar. Esto extirpaba de la sociedad la idea de que la mujer tuviera una sexualidad propia, y es cuando empieza a ser consciente de ella cuando surge la verdadera emancipación. Por eso nos interesa tanto hablar de nuestra sexualidad, porque acabamos de descubrirla y queremos construirla a nuestra imagen y semejanza, tal vez como hace Caitlin Moran en Cómo ser mujer, sin tópicos ni pensamientos políticamente correctos, contando la verdad, su verdad, acerca de la deconstrucción a la que debemos someter la idea de «feminidad». Una revisión sorda a cualquier dogma acomodaticio, basada, fundamentalmente, en la libertad individual:

Libros feministas: una selección de títulos por la igualdad de género

Leer el libro

La creatividad, pensábamos con inquietud, tendría que haber empezado en cuanto cambió la legislación […] poder votar no equivale a una verdadera igualdad. Es difícil ver un techo de cristal porque es de cristal. Prácticamente invisible. Lo que necesitamos son más pájaros que vuelen por encima de él, y lo llenen de cagadas para que podamos verlo.

Estoy convencida de que donde mejor reside esa libertad individual es en la verdad que la buena literatura debe transmitir. Finalmente, son las grandes poetas y narradoras las que más han hecho por introducir la figura de la mujer en el canon artístico. Escritoras lúcidas que, como dice Clara Sánchez en el prólogo a Las grandes mujeres, de Alfonsina Storni, sobreviven y sueñan.

Libros feministas: una selección de títulos por la igualdad de género

Leer el libro

Libertad y suplantación son las herramientas con las que un escritor cuenta. Con ellas, autoras inmensas como Clarice Lispector, homenajeada recientemente en este magazine, trabajan la ocultación del yo desde la condición de mujer, abordan la independencia del alma humana y absorben la multiplicidad del lenguaje al servicio de un juego devastador: el de adaptar la palabra a la realidad.

Como dijo Mary Wollstonecraft, «no deseo que las mujeres tengan poder sobre los hombres, sino sobre sí mismas». El camino más firme para conseguirlo es la creación y su vehículo más seguro, la lectura. Leer libros feministas es profundizar en uno de los pilares del pensamiento contemporáneo, pero también nos ayudan a desmontar tópicos y ampliar perspectivas las historias de estas narradoras y poetas que solo pretenden contar su verdad. Por este motivo, os invito a participar en una estantería heterogénea y abierta, reflejo de esa diversidad que hoy día conforma el camino hacia la igualdad de género:

Libros feministas: una selección de títulos por la igualdad de género

Seguir la Estantería